Tengo el cerebro seco, las ideas se han ido ¿será que es
viernes y salieron de fin de semana? Cuando pasa esto no puedo mas que escribir
tonterías, porque de eso se me llena la cabeza. Y es que sigo pensando en el
ciempiés. Lo imagino escondido en uno de los cojines del mercado, pensando que
iba a dormir una grata siesta cuando de repente, su mundo se mueve. Se ve
sumido en la oscuridad y el zangoloteo. No sabe donde esta. Así estuvo muchos
días, quince en total. Sufrió hambre, calor, presión, filas en inmigración y
maltrato de los maleteros. Hasta que un día empezó a ver un poco de luz,
después la perdió.
De repente se enciende brillante un sol, camina por un piso
extraño de madera, sube una pared y se queda inmóvil, viendo ese sol. Un grito.
Dos rocíos de un liquido asesino y pestilente. Cae al suelo. El liquido lo
invade, se retuerce, siente la muerte y para colmo, recibe un golpe certero que
acaba con toda esperanza de volver al mercado y muere…. Mejor hubiera dormido
en otro cojín.
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